Pequeña rama, tejí esta corona para tu cabeza,
Para ponértela y permanecer cantando todo el día.

He llegado hasta aquí como un pájaro perseguido.
Te pido permiso para descansar en tus dominios.
Quisiera respirar el cielo en todas sus direcciones
Y celebrar con alegría intensa este encuentro.
Pequeña rama, sé la razón por la que me poso en ti.
Al pie de esta colina, esperando conocer tus nuevas hojas.
¿Cómo puede refugiarse el corazón sin alegría?
Pequeña rama, he tejido esta corona en tu cabeza,
Es un nido blanco y redondo que mueve el céfiro.
Para mí es suficiente volar, danzar como un remolino,
Cantar todo el día y toda la noche al amor que vendrá.
"I", en: El cielo entre cenizas, de Santos López (Monte Ávila, 2004)
No hay comentarios:
Publicar un comentario