15 dic 2011

Consentidor


Fui enviado a la ciudad
porque en ella no existen rebaños
de ganado (solo de gente).

Para que fuese sabio o doctor
o no vistiera más de dril
o no calzara sino zapatos.

Para que cambiara tristeza en riqueza.

Pero recuerdo un muchacho loco
un hombre tan loco
que solo es posible llamarlo muchacho.

Hombre pensando en frutas
consintiendo pájaros.

Un loco.

Silbaba solo en los caminos
y hacía clarinetes de carrizos.
A veces se perdía con el alba
mientras los hombres labraban la tierra
y aparecía al anochecer con huevos de perdices.

Un loco.

Y no he querido sino ser como él.

"Un loco", en: Soles (1964), recogido en: Flor diversa, de Ángel Eduardo Acevedo (Monte Ávila, 2005)

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