3 ene 2010

Esta es la respuesta... ¿Cuál era la pregunta?

Al otro día, mientras veía The Hitchhiker's Guide to the Galaxy, no pude menos que desternillarme durante esa escena entre solemne y ridícula en la que Benjy y Frankie se presentan con su cortejo ante Deep Thought, la mega computadora encargada de "calcular" la respuesta al gran enigma de la vida. Deep Thought les pide que regresen en siete millones y medio de años para pensarlo. ¡No hay problema! Para cosas menos importantes (como los trámites bancarios) hemos esperado una eternidad. Cuando Benjy y Frankie vuelven, seguidas por una muchedumbre jubilosa, Deep Thought les dice que la respuesta es... 42.

(Oh, sí, Ionesco puro).

42 parece una respuesta razonable... Sólo falta saber cuál es la pregunta. Pero Deep Thought no puede deducirla. De eso se encargará otra mega computadora, aún más compleja, durante un período de tiempo aún mayor. Y esa computadora es nuestro planeta Tierra.

Esa escena me dio en la madre porque con los pájaros (y con los presagios, que son otra clase de pájaros, así como con algunos seres humanos cuyo canto no consigo descifrar) me sucede justamente eso: tengo respuestas, miles de respuestas como fichas archivables, pero no sé cuál o cuáles son las preguntas, y mucho menos, qué respuesta corresponde a determinada pregunta. Me imagino que este blog es un disparatado intento de organizar esas respuestas por orden de llegada, pero nunca de formular las preguntas.

Esta tarde me asomé al balcón buscando nubes en un cielo que, por tres días, se ha mostrado pavorosamente despejado. Pero en vez de hallar la tranquilidad de un cúmulo o un cirro, encontré una paloma blanca, cuya lejana presencia parecía gritarme en medio del silencio sepulcral del domingo. Sin vacilar, corrí a buscar la cámara y, luego de fotografiarla, me quedé mirándola embobada. Pensé: "42". Y también pensé: "Bueno, parece que mi pregunta del día ha sido respondida". Sin embargo, por más que lo intenté, no conseguí dar con la fulana pregunta. Es decir, tengo tantas preguntas, preguntas como avisos clasificados, que no sé por cuál de todas vino esa paloma... Y si vino por la pregunta más importante, la que más me inquieta por estos días, debo admitir que no hallo la conexión.

(Ionesco descansa en paz, el Zen es inmortal).

Aunque estaba posada en una azotea espantosa y su silueta se recortaba contra un estacionamiento no menos feo, supongo que una paloma blanca vale por una nube.


PS: ¿Sombra o ángel? Sólo me percaté del acompañante de oscuro plumaje cuando subí la foto.

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