22 dic 2010

Qué raro es...



...escuchar el canto del gallo en una ciudad. Me remite a tiempos anteriores que no viví, a formas de vida más sencillas que sólo conozco de oídas, a lugares en los que no he estado, pero por segundos huelo en el aire.

No me despiertas de mi sueño, chico, como hacías con mi padre en las calmosas madrugadas de su niñez andina, pero me dejas pensativa, me obligas a preguntarme dónde estoy, dónde estás tú, quién será más real... ¿Serás un fantasma o un exiliado? ¿A que muro te subirás o en que patio estarás confinado, haciendo tu tarea de siglos, mientras tus dueños cuelan el primer café del día?

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